LOS PECADOS QUE ENGENDRA LA MÚSICA
La
música engendra pecados. Se origina en la intimidad del creador. Y es pecaminosa, ya lo escribí y lo repito.
La música es municipal y es del barrio. En los
tiempos que corren la música se pare en una computadora o en un complejo equipo
electrónico pero en la intimidad de ambos artilugios casi mágicos.
Así
como no existe amor sin secretos, puedo aseverar
que no hay música sin amor.
Seguro
que estas características son responsables de que yo haya demorado décadas en
conocer que Gustavo Sánchez Galarraga, -poeta cubano olvidado hasta en la
barriada de El Cerro, en la
Habana, donde nació- es el creador de cincuenta de las más
bellas composiciones del patrimonio musical cubano.
Era
muy buen poeta. Su poesía era tan musical que contagiaba a los músicos de
pentagrama.
La
buena música colecciona recuerdos. Los trovadores iniciales, aquellos de a pie, pobres
mendigos pueblerinos, narraban cuentos, creaban la historia para alimentar el vacío de los habitantes
grises, moradores de ciudades sin
pasado.
La
soberbia del poder admira la música mojigata.
La
música que daña ángeles sufre mucho antes de ser aceptada para la poltrona de
las seis de la tarde.
Gustavo
Sánchez Galarraga era tan de pueblo que era sospechoso. Todavía hoy es sospechoso.
Los
tristes del mundo han escuchado alguna vez la historia que dice:
EN
EL TRONCO DE UN ÁRBOL, UNA NIÑA
GRABÓ
SU NOMBRE ENCHIDA DE PLACER
Y
EL ÁRBOL, CONMOVIDO ALLÁ EN SU SENO
A LA
NIÑA UNA FLOR DEJÓ CAER
Ya
escribí que Sánchez Galarraga nació, se crió y murió en el barrio de El Cerro,
en la Habana. Era
rico. No se esforzó para conseguir su fortuna. Mucho menos para conservarla. La
miseria le rodeaba por todas partes pero jamás entró a su alcoba.
Heredero
de mucha suerte dedicó su vida al estudio, la poesía, el amor y la bohemia.
Para Gustavo lo material siempre estuvo al servicio de lo espiritual.
Durante
toda su vida, cada día, trajo a su mesa a dos comensales pobres. Compartían con
la familia Sánchez Galarraga la abundancia de alimentos y el ambiente culto del
poeta. En la cocina de la quinta preparaban comida, todos los días para los
necesitados del barrio.
Muchos
se aprovecharon de este hombre bueno y desinteresado. Depredadores saquearon su
fortuna, le chuparon hasta la sangre. Estoy seguro que lo hacían en
agradecimiento a sus favores.
El
fue enriqueciendo su alma con versos divinos y perversos, fue condenando su
alma con los pecados de sus canciones.
Esta que nos ocupa se llama ¿Y TÚ QUÉ HAS HECHO?, pero el mundo entero la conoce como EN EL
TRONCO DE UN ÁRBOL.
Me cuentan que escribió los versos de un tirón.
Como Galarraga era un poeta maldito y un hombre de fuego la creación se
manifestaba en él con la celeridad del rayo y con su luminosidad.
Escribió los versos como recuerdo de una novia
perdida; los escribió como homenaje a la hermosa mujer que le cautivaba su
presente; los escribió sufriendo la nostalgia del futuro.
La madre de Néstor Baguer conservó los versos.
Luego Eusebio Fermín creó la música.
Desde entonces ningún solitario ha escapado a
la influencia de esta triste canción
YO SOY EL ÁRBOL, CONMOVIDO Y TRISTE
TÚ ERES LA NIÑA
QUE MI TRONCO HIRIÓ
YO GUARDO SIEMPRE TU QUERIDO NOMBRE
¿Y TÚ, QUÉ HAS HECHO DE MI POBRE FLOR?
Casi desconocido o más desconocido que el
poeta de El Cerro, es Eusebio Fermín músico de sonoridades angelicales, dolorosas,
evocativas.
De este dueto es también esa joya que dice
CONTEMPLA LA HERIDA, PERO NO LA TOQUES
CON TU MANO BLANCA, CUAL LIRIO DE ABRIL.
MIRA QUE HAY HERIDAS QUE CIERRAN EN FALSO
Y SI ALGUIEN LAS TOCA SE VUELVEN A ABRIR
Otros cuentan que fue Graciano Gómez el creador
de la música de EN FALSO, con versos de
Gustavo. Me da igual, es otro ilustre desconocido.
Todos hemos tenido una herida de amor que se
ha cerrado en falso. Seguimos amando y traicionando como hace dos mil años.
Cuentan que el gran maestro Mexicano Agustín
Lara terminaba sus noches de bohemia alucinante, junto a sus íntimos, cantando
EN EL TRONCO DE UN ÁRBOL, UNA NIÑA…
Así que aquí tenemos dos desmadres de la
historia que no perdona los pecados de la música
--el título olvidado y suplantado de una canción
universal
--los nombres de los poetas y músicos
creadores olímpicamente desconocidos
La protesta angustiosa que enuncia la segunda
estrofa de la canción, tiene vigencia firme, contemporánea.
Recuerden que no hay amor sin secretos ni
creación sin dolor.
moya/la habana
1987
No hay comentarios.:
Publicar un comentario