viernes, 19 de abril de 2013

ILUMINADA SUEÑA CON LA LUZ

HACIA 24 AÑOS QUE NO LAS VEÍA. ILUMINADA Y MARITZA. DOS MUJERES PROMOTORAS DE LITERATURA DE SACTI SPÍRITUS, PROVINCIA CENTRAL DE CUBA.

ILUMINADA ME RECIBIÓ EN JATIBONICO,  CON MAS AMOR QUE ANTES,  A LA ENTRADA DE SU CUARTO DE CUATRO POR CUATRO METROS, BRINDÁNDOME AGUA FRESCA DEL POZO, CON CAFÉ RECIÉN COLADO Y UNA BANDEJA DE QUESO Y DULCE DE GUAYABA SOBRE LA MESA DE TRES PATAS RECOSTADA CONTRA LA PARED DEL FONDO PARA ASEGURAR SU ESTABILIDAD.

MUCHO MÁS VIEJA ELLA QUE LA FOTO DE MI RECUERDO. CON EL MISMO OLOR A MARIPOSA Y A GALÁN DE NOCHE.

NO HABÍA COBERTURA PARA EL CELULAR. NO HAY TELÉFONO PARTICULAR EN EL BARRIO CANTA RANA. UN COCHE DE CABALLO, ME TRAJO DESDE LA ESTACIÓN DE ÓMNIBUS .

 MARITZA, LA GORDA, VIVE EN LA HABANA. ESTÁ CASADA CON MARIO MARTÍNEZ SOBRINO UN BUEN POETA CUBANO.

ELLAS ME INVITARON, HACE TREINTA Y DOS AÑOS A UN TÉ LITERARIO EN EL PUEBLO

LA SIERPE, AL SUR DE LA PROVINCIA DE SACTI SPÍRITUS, EN EL CENTRO DE LA ISLA DE CUBA.

YO ESCRIBÍ UNA CRÓNICA CONTANDO EL VIAJE HACIA UTOPÍA. ESCRIBÍ SOBRE EL AMOR Y LOS SUEÑOS.

ACABO DE LEER LA CRÓNICA. EXACTAMENTE ES ASÍ, UTOPÍA, AMOR, SUEÑOS.



Maritza es gorda, es la Jefa de el Departamento de Literatura de la provincia. Ella se come las uñas de todos los dedos de las dos manos; tiene el pelo ensortijado y la cara llena de carne, parece un muchacho.

Me invita a un TÉ CULTURAL y abre la puerta de su FIAT-POLKY y allá nos vamos.

En el asiento trasero está Iluminada. Fuma cigarrillos de tabaco rubio. Tiene la boca grande. Es una guajira alegre de carnes duras. Sincera. Tierna. Posee una memoria élite y siempre tiene un verso oportuno para ejemplarizar cada cosa de la vida. La admiro y la amo. Sus largos orgasmos me convierten en un amante temeroso y desconcertado.

El  TÉ CULTURAL se da dos veces al mes en el municipio LA SIERPE, al sur oeste de la provincia de Sacti Spíritus.

Cuando llegamos al pueblo -unos mil habitantes- llevo los ojos llenos de polvo y las nalgas adoloridas por los saltos del carrito que vuela aterrorizado ante la virilidad sin límites de Maritza. Sólo he visto arroceras, sabanas ganaderas y un nombre nuevo para mi archivo personal de viajero eterno: EL JÍBARO.

El municipio es la sierpe y su pueblo principal es el jíbaro.  O es a la inversa, da igual. Tal para cual.

Ciento veinte personas están esperando por nosotros para comenzar el TÉ CULTURAL.  En ese desamparo lleno de olvido tanta gente convocada por la cultura y la literatura me parece irreal.

El local donde estamos es un salón amplio lleno de aire fresco y de luz. Debo estar equivocado de lugar, pienso, y me siento en la tarima de la presidencia.

Suena un cuerno de caza, suena tres veces, con una nota larga, lánguida. Nos equivocamos de lugar, aquí hay una reunión de cazadores que van a tirarle con sus escopetas, a los enormes bandos de yaguasa que invaden los arrozales.

Un joven de unos veinte años se levanta y grita: Silencio, silencio. Este es nuestro TÉ LITERARIO

CULTURAL número doce... y efectivamente este era el lugar y se han reunido doce veces en esta paila olvidada del infierno para leer, discutir, conversar de literatura.

Perdí la conciencia y la memoria del mundo cotidiano que había quedado en La Habana.  Vivo otra dimensión milagrosa. 

Tienen una sección que se llama EL ÚLTIMO LIBRO QUE USTED LEYÓ.

Hombres de sombrero de guano, de tabacos mordidos y humeantes, con dedos gruesos como el tabaco, con camisas de caqui manchadas de sudor, contaban párrafos del Diario de Ana Frank, de El Viejo y el Mar, de ese cuento divino que Onelio Jorge Cardoso le puso EL CABALLO DE CORAL.

Agredieron a la revista Bohemia porque es aburrida y cuenta mentiras. Mujeres con niños cargados y con niños dentro de su vientre abultado se reían del diccionario ideológico Lomonosov. !Qué libraco más pesao!¿Pa qué le venden a uno ese libraco tan gordo y tan aburrío? Niños solicitando comiquitas y muchos más ejemplares de la revista Pionero.

Estaban en su ambiente. El extraño era yo. Iluminada apoyaba a unos y discutía con otros. Maritza era la reina, la soberana enamorada de su creación.

Suena nuevamente el cuerno de caza y sirven té helado en latas de leche condensada. Bandejas de cuadraditos tostados de pan viejo con manteca y ajo.

Luego comienza otra sección llamada LA MUESTRA DEL MES. El Director del Museo provincial explica dónde encontraron el hacha petaloide y los esferolites de piedra. Como niños curiosos las mujeres, los hombres, todos,  se aprietan junto a la mesa donde se exhibe esa ventana de la historia de nuestros indios exterminados por los conquistadores.

Llega la sección EL MEJOR LECTOR DEL MES. Es para los niños. Los padres empujan a sus muchachos al centro del salón. Todos aplaudimos. Los muchachos leen mal, leen regular, leen bien, leen.

En LA SIERPE, en EL JÍBARO, en ese fondo del mundo los muchachos leen.

Siento deseos de llorar. Me emociona ver al premiado que viene a saludarme. Le regalan luibretas a los premiados. Bobearías son los regalos. Somos muy pobres.

LA SIERPE es una comunidad rural construida hace unos cinco años. Bloques de feos edificios de cuatro, tres, cinco plantas. Todos faltos de pintura. Edificaciones de concreto con pisos de baldosas.

Estas viviendas rodean los locales de comercio, la casa de la cultura, la biblioteca, las oficinas públicas, la escuela.

Los moradores del pueblo LA SIERPE no tienen hábito de vida social. Sus casas estaban regadas por la sabana arrocera y ganadera. Un día inauguraron el TÉ CULTURAL y el joven asesor de Literatura del Municipio, junto al Director del Museo hablaron con Maritza y con Iluminada y crearon la creación que

hoy vivo y que les narro.

Dos veces al mes, en un local amplio, lleno de aire y luz, unas ciento cincuenta personas se reúnen para hablar de temas culturales y para tomar té con hielo. ¿De dónde proviene el hielo? Es otro milagro.

De regreso, Iluminada y yo vamos amándonos en silencio. Maritza conduce su Fiat-Polky saltarín. 

Observo su perfil uniforme. Admiro su serena manera de guiar el automóvil. Le brillan los ojos.

¿Por qué esta mujer la misma, esta mujer igual, me parece otra?


moya/1983

La Habana











































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