MI PIRATA Y SUS GAVETAS
Mi buen amigo Jorge (es Dávila de apellido y periodista y escritor y es bueno y es amigo) sé bien que los piratas no tenían gavetas, tenían cofres y espadas y cuchillos. Pero el mio, cuyo fantasma me acompaña por medio siglo, tuvo gavetas y yo tengo las gavetas del pirata llenas de papeles escritos y mapas de tesoros olvidados. Por eso he escrito para tí estos párrafos justificantes.
Mi pirata tiene un secreter
de palo sándalo labrado por Pacheco El Dócil,
liberto orfebre genial que lograba maravillas con la madera y el escoplo.
Pacheco El Dócil, hijo de un esclavo africano, nació, vivió y murió en el
gran
valle de Santiago de León de Caracas. El secreter fue robado de la residencia
del
Conde del Lago, en el asalto a la ciudad de Maracaibo.
La pieza de estilo barroco caribeño, posee tras gavetas y un secreter
escritorio de cubierta articulada que sube y baja con maravillosa elasticidad.
Por años estuvo en el camarote de proa de El Capricho, el barco de mi amigo el
pirata. Finalmente atracó en la habitación principal de mi
bisabuelo don Lorenzo Barceló Mirabet, filibustero fundador del mayor refugio
de proscritos que existió en la isla de Cuba.
El refugio se llamó, por años, Aguada La Sepultura, porque allí
tuvieron que enterrar a Don Manuelito Dorotea, negro lucumí porquerizo al
servicio de mi bisabuelo.
Un día del pasado, en invierno, el refugio se convirtió en la ciudad de
Punta Alegre.
Sólo he abierto una de las gavetas para inaugurar este blog. Tiemblo al pensar
lo que sucederá cuando publique los papeles de la tercera gaveta, Espero me alcancen las fuerzas para cumplir el compromiso que adquirí con mi amigo, el pirata, muerto hace más de dos siglos. Será entonces, cuando su
alma pecadora descansará en paz.
espero me comprendas
moya/2013
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