miércoles, 20 de marzo de 2013

A PEPE LA GUSTA EL PAPA


                                              

   Con la llegada de este Papa Pancho y su filosofía de la pobreza, el amor entre los hombres y el rechazo a la soberbia humana, mi colega Pepe Martínez me ha escrito un mensaje que me hace sentir pecador y maldito. (Debo pedir permiso a Pepe para mostrarles su mensaje completo y que ustedes  juzguen si tengo o no razón.)


  Grandes teólogos de la Iglesia Católica Apostólica y  Romana  -San Gregorio Magno, Tomás de Aquino y otros-- consideraban la soberbia como la madre de todos los pecados mortales.


   Un padre soberbio le dice a la madre del hijo común  castígalo de todas formas para que aprenda a respetar. Un Director Ministerial le dice al J'de Departamento  despídelo a pesar de todos los atenuantes que me describes. Que aprenda a respetar la autoridad. Un General responde al Coronel, de espaldas, mirando al horizonte por la ventana, fusílelo Coronel, la piedad es propia de la iglesiaQue sirva de ejemplo. La sangre es buena pedagoga.

   Quedamos en que estos padres de la Iglesia aborrecían y temían la soberbia. Uno puede o no estar de acuerdo con ellos, depende del grado de soberbia de cada cual.

   Escribía San Agustín que la soberbia no es grandeza. La soberbia es hinchazón. Y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano.

   Es una imagen sencilla que encierra un juicio demoledor:        no está sano. La soberbia es insana. El soberbio es un sapo.

   Mucho tiempo después Nicolás Maquiavelo escribiría que la naturaleza de los hombres soberbios y viles los hace mostrarse  insolentes en la prosperidad y abyectos en la adversidad.

   Maquiavelo es el padre (entre muchas otras paternidades) del concepto y la descripción de la abyección y el abyecto,por lo menos eso creo yo, humildemente.

   Y te recuerdo, Pepe, que el cortesano es  abyecto per se. La soberbia funciona de maravillas con el cortesano.

 

moya/2013

 

 

 

 

 

 

     








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