sábado, 15 de marzo de 2014

CRÓNICA FUERA Y DENTRO DEL GHETTO (DIECISEIS)



SE ACABÓ EL GHETTO. LLEGARON LOS ALLANAMIENTOS.

 

El Señor Maikel y yo vamos a Maracay. Desde ayer tenemos muchos caminos nuevos en las viejas calles de El Trigal.

La Guardia Nacional, la Policía, brigadas de obreros de la alcaldía están trabajando desde la madrugada destruyendo las barricadas. Camiones y camiones de escombros van rumbo a los basureros.

 

Cuando la Alcaldía y la Gobernación eran de los Salas Romer los empleados vestían uniformes color amarillo.Las bolsas para almacenar los desperdicios eran amarillas. 

 Cuando el General  bolivariano Acosta Cárlez,  de cuyo nombre no quiero acordarme, tomó el poder,  los empleados de la Gobernación vestían uniformes color bermellón. Pintaron de bermellón las paredes y los muros de la casa del Gobernador. Los muros y las paredes estaban pintados de amarillo, el color del partido de los Salas Romer.  

 Cuando Parra, el ingeniero ladrón, ganó la alcaldía  los empleados fueron vestidos de rojo, rojos rojitos. Los carros y vallas de la alcaldía fueron pintados de rojo, rojo rojito. 

 Cocciola, de antecedentes italianos, ganó recientemente la alcaldía y los empleados visten uniformes de un color azul celeste simpático.

Por mi madre que parecen muchachos irresponsables en sus actuaciones y comportamientos grotescos y tontos. Dios los perdone, yo no puedo.


Han levantado las guarimbas y las barricadas principales. Podemos circular con cierta facilidad. Escucho la fricción de los cauchos sobre el asfalto porque renace el tránsito automotor. 

Por cierto, han desaparecido las motos, las de la oposición y las del gobierno. Pongo atención y no escucho disparos o explosiones.


Estábamos en Maracay,  escribí ya en esta crónica,  y yo esperaba a Moreno para una reunión de trabajo. María se comunica conmigo y me dice "están allanando el apartamento de Maikel, son muchos, de uniforme negro, creo que deben regresar urgentemente".

Mientras escucho a María miro  hacia el estacionamiento y veo al Señor Maikel que habla por su celular.

"La guerra llegó a nuestro edificio", pienso. También pienso en lo que le espera al pobre Maikel. Estoy seguro que no van por él, van por el hijo mas joven.

Moreno comprende inmediatamente la urgencia del suceso y suspende la reunión. Tiene palabras de consuelo y solidaridad.

Yo conduzco el Mazda. Sé lo importante que es llegar a la ciudad de Valencia en el menor tiempo posible. Ciento treinta, ciento cuarenta volamos por la autopista despejada.

Hago historias de cuando estuve preso una cosa es con guitarra y otra cosa es con violín la invasión de los hombres del poder en la sala en los cuartos metidos en los papeles descubriendo sospechas preguntan inoportunos sobre pormenores olvidados embarazosas nuestras respuestas nos vamos quedando sin tiempo  y luego nos montan en un auto cuyas puertas no se abren por dentro. La puerta de la celda tampoco abre por dentro.

 

En Valencia, en el edificio allanado me espera María. Ya se han ido los funcionarios del CICPC. Fueron muy decentes, no hubo excesos ni gritos ni abusos. Se llevan al muchacho del Señor Maikel. Se llevan las computadoras y las cámaras de filmación con otras muchas pertenencias de la familia. Los padres van luego hasta el lugar donde han llevado al hijo.

 

Los vientos de cuaresma levantan columnas de cenizas en las esquinas donde el fuego ardió por días sobre las barricadas. Esta Semana Santa viene cargada de nubes oscuras, iguales y diferentes a las nubes oscuras de las barricadas. El Ghetto ya no existe, es humo del tiempo, recuerdos y anécdotas.  !Que no se instalen entre nosotros las consecuencias  amargas  de la violencia.



moya

valencia

2014

 

 

 

 


















































No hay comentarios.:

Publicar un comentario