viernes, 26 de julio de 2013

DOS GIGANTES DESOBEDESIDOS


                                            CECILIO ACOSTA--1818-1881

                                            JOSÉ MARTÍ--1853-1895

 

Dos de los más prominentes Americanos que yo haya estudiado. Filósofos humanistas, periodistas,

escritores, poetas de buena poesía.

Dos maestros guías de muchas generaciones.  Algunos  líderes Americanos han fundamentado su lucha,

y  su obra inspirados por la luz de Acosta y Martí.

Una cantidad relevante de líderes nuestros se han trepado sobre el pedestal de los dos pensadores mencionados, para obtener el poder, y luego han practicado absolutamente todo lo contrario.

 Porque qué bien le sientan las ideas de los grandes pensadores a los grandes demagogos. La demagogia es el esclavista ideal de las ideas. Facilite usted una buena idea a un demagogo y éste moverá el mundo.

"No queremos que la tiranía, que busca tinieblas, tenga adoradores, ni la ignorancia, que la sirve, prosélitos."  

El pensamiento es de Cecilio Acosta. ¿Tengo que escribir una palabra sobre las tiranías en América?

Desobediencia total a Cecilio desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

 

"Profeta nuevo, anunció la fuerza por la virtud, y la redención por el trabajo."

 Dijo Martí de Cecilio. La virtud y el trabajo son lejanos parientes nuestros.  Trabajar menos y vivir mejor

parecería una consigna general entre todos nosotros.

"A mi me llaman el negrito del batey,  porque el trabajo para mi es un gran castigo. El trabajar yo se lo dejo todo al buey...",  dice la canción popular famosa y repetida millones de veces en nuestras emisoras de radio. (Hace muchos años que no la escucho en emisoras, pero cómo se practica su filosofía.)

Desobediencia total a la guía martiana.

En escasos lugares de nuestra América se premia la virtud o se vive holgadamente del trabajo. Ponderamos al vivo, al tramposo hábil que es un "bárbaro", como calificamos los cubanos. Y de vivir bien, con abundancia de trapos y propiedades, sabemos todos que en nuestro entorno,  sólo podremos obtenerlo de los negocios, de las ganancias ràpidas, aunque no sean muy blancas y  limpias.

¿Han escuchado la frase  "es un ladrón de cuello blanco."?

 Martí y Cecilio son dos espadas justicieras guardadas en fundas preciosas, reservadas en el altar 

de la Patria Americana. Escasos líderes genuinos usan de ellas, tajan y limpian de perversión a nuestra sociedad y luego algún seguidor devuelve los aceros, mellados, a sus fundas bellísimas y continúa el devenir de nuestra historia, unas veces como comedia y otras como tragedia.


Y no me vengan con derechas ni con izquierdas. Sabemos bien que tanto los diestros como los siniestros están inhabilitados para lanzar la primera piedra.

Perdonad a este incrédulo. 

Perdonad a este pesimista.

Sucede que no creo ni en la madre que me parió.

Y si no me perdonan, demuéstrenme lo contrario.

En La Gaveta del Pirata siempre estamos preparados para corregir errores.

Lo hemos demostrado.

Vale

 

 

moya/2013

valencia














































1 comentario:

  1. ¡Que falta hacen esas dos espadas HOY por acá, por la península de la Madre Patria! Y se mellarían en par de tajadas que dieran, ¡joder!. Se necesitarían muchas más (espadas) para pasarle la cuenta a los "vivos" (de ganancias no tan rápidas pero sí constantes, goteantes durante años) que gobiernan con cuellos, guantes, calzoncillos y bragas blancos...que premian a los hábiles que les rodean y se autopremian a costa de la mayoría que somos quien ponemos las riquezas de las arcas que ellos ordeñan.

    De acuerdo contigo en que nada de derechas o izquierdas. Todos son lo mismo en relación con el tema...en cuanto tienen la oportunidad, una vez en el pedestal, a llenar los bolsillos, bolsas (hasta para basura), maletas, cuentas, sobres y todo lo que puedan.

    Y es que no sabes que hacer pues si solo te acercas al altar, con la vista en las enfundadas espadas, te envían a sus antimotines, seguridad, inteligencia, etc. O te tildan de loco, como el que le quiso poner un anillo a la Cibeles.

    No creo que haya error hoy en La Gaveta del Pirata,

    Carlos Lemus

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