miércoles, 14 de agosto de 2013

QUÉ SABROSO MATAN LOS CELOS




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 La inquieta tiranía de los celos alimenta las más grandes pasiones. Celar es un sentimiento viejo, asombrosamente viejo.

Los celos por el monopolio del poder;  los celos profesionales;  los celos por la propiedad de la gloria; los celos de amor en la pareja humana, cuántos sufrimientos acumulan a lo largo de la historia.

!Qué tire la primera piedra el que nunca haya sentido celos! !Qué se comunique con este humilde escritor que ha vivido y sufrido todo tipo de celos posibles!

!Ah, y si tiene un remedio para curar los celos, que vaya corriendo a la agencia de marcas y patentes y lo inscriba rápido, veloz como una ardilla veloz! 

Además de ser feliz, será muy rico en poco tiempo.


Los monos, los perros, los delfines, dicen los estudiosos que manifiestan la pasión de los celos. Yo no puedo certificar tan importante aseveración pues no tengo intimidad con los animales.

 

Los eunucos, escriben los viejos historiadores, padecían intensamente la pasión de los celos. Envenenaban emperadores, concubinas, reyes y otras dignidades enloquecidos por los celos. Tampoco puedo certificar esta historia pues nunca he tenido relación con eunucos, reyes, concubinas o emperadores.

 

Los celos entre  los homosexuales son muy virulentos. Si una mujer deja de amar a un hombre,  porque se ha enamorado de otra mujer, provoca terribles celos en el despreciado.  Si una mujer homosexual deja de amar a otra por amar a una nueva, los celos son de armas tomar.

Y lo escrito en el párrafo anterior sí lo puedo certificar porque he trabajado y convivido con muchos homosexuales y maridos despreciados.

 

Tuve una relación amorosa con una mujer. Era un romance tranquilo, parecía un arroyo susurrante. Cuando nuestro romance aun era joven, una tarde que preparábamos la comidita posterior al extenuante ejercicio sexual, la bella comentó, entre bromas, cómo ella me empaparía de miel y alcohol para darme candela si yo la engañaba con otra mujer. El arroyo se convirtió en torrente.

Todavía está esperando una explicación a mi ausencia eterna. Si lo pensó lo podría hacer. Del dicho al hecho no hay mas que un trecho.


De los múltiples celos que conviven con la especie humana, los celos del amor son los mas divulgados.

La poesía cuenta y cuenta el dolor de los celos, la ingratitud que padece el amante celoso, las venganzas por celos. Miles y miles de versos en arte poetica han sido escritos y se escriben hoy bajo la inspiración de los celos.


Elena, Paris, Troya. ¿Fueron los celos o el despecho? ¿Fue el amor propio herido? ¿El orgullo y la gloria y la venganza?  !Quién lo sabe a ciencia cierta!

Amor sin celos no existe bajo el cielo, dice la conseja popular. Donde hay celos hay amor. Donde hay viejos hay dolor, cuenta la sabiduría de los abuelos.


 

Les escribí, al inicio de esta crónica, que yo he padecido, sufrido esta pasión. La inspiración que me sentó ante el ordenador, ya imaginan, fue revivir viejos celos venenosos. Ella se casó con aquel imbécil que era rico. Yo nunca supe la causa de su abandono. 

Salomón, Rey de Israel, el de El Cantar de los Cantares, el mejor e inigualable poema de amor jamás escrito por el hombre, dicen que escribió esta idea:  "El amor es fuerte como la muerte. Los celos son crueles como la tumba."

 

!Y eso que creía en un Dios y que, para él, la tumba sólo sería puro trámite!!


moya/2013

valencia




































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